- A lo largo de los siglos, Arequipa ha adaptado sus edificaciones para que resistan los constantes terremotos. A esta capacidad se le denomina resiliencia, el cuál será el tema central del Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio que se realizará en la Ciudad Blanca desde el 3 de noviembre.
(El Monasterio de Santa Catalina, un símbolo de la arquitectura colonial de Arequipa. Foto: Ros Postigo)
Cuando la tierra tiembla un arequipeño no se mueve de su sitio. No sale corriendo a la calle ni busca resguardo desesperadamente. A lo largo de la historia los terremotos han modelado el estilo de vida de los habitantes de la ciudad de Arequipa, por esta razón, para quienes viven al pie del volcán Misti un movimiento sísmico, antes que un desastre de la naturaleza que amenaza con su tranquilidad, es un evento cotidiano al que debe hacérsele frente tarde o temprano.
A esta capacidad humana para asumir las situaciones límite y sobreponerse a ellas se le denomina resiliencia. Y, desde la época colonial, Arequipa ha demostrado ser una ciudad resiliente ya que ha podido levantarse de los escombros luego de grandes terremotos como los de 1582, 1600, 1604, 1724 y 1784 que dejaron en ruinas la mayoría de edificios.
Para difundir como la Ciudad Blanca ha respondido desde su fundación española en 1540 a eventos extremos como sismos, sequías y lluvias torrenciales se ha montado en las salas de extensión del Monasterio de Santa Catalina la exposición fotográfica “Arequipa, un patrimonio construido”**. Esta muestra se hace dentro del marco del XIII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio que se desarrollará en Arequipa del 3 al 6 de noviembre y que tendrá como tema central la resiliencia de las urbes declaradas patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco.
El curador de la exposición, Eduardo Ugarte y Chocano, indica que una de las razones por las que los conquistadores no abandonaron sus asentamientos pese a los constantes sismos, fue que cerca de la ciudad existían canteras de sillar para rehabilitar las construcciones dañadas. Con esta blanca piedra volcánica, porosa pero resistente, comenzaron a levantarse casonas y templos con techos abovedados, columnas, muros anchos, pilastras, arcos y contrafuertes que pudieran aguantar los temblores.
“El sillar se empezó a usar masivamente en las últimas décadas del siglo XVI, luego del terremoto de 1582. El uso de este material era novedoso para españoles e indígenas. Por eso, la construcción de edificios religiosos, civiles y domésticos generó un mestizaje. Los españoles hacían el diseño, los indios el acabado”, explica Ugarte y Chocano.
VALORES ARQUITECTÓNICOS
Una ciudad resiliente, además de recuperarse de las catástrofes, mantiene sus valores originales y los fortalece. Muestra de ello es la arquitectura del centro histórico de Arequipa en donde se pueden apreciar edificios coloniales, republicanos y modernos en donde el sillar es el material principal. Según el arquitecto restaurador y docente universitario, William Palomino Bellido, en las manzanas de la zona patrimonial pueden identificarse hasta 23 estilos entre los que destacan el renacentista, barroco, neoclásico y neocolonial.
“Una de las razones de que la estética del centro histórico se mantenga desde hace 475 años es porque las técnicas de los artesanos para extraer y moldear sillar no se han perdido. Sus saberes forman parte del patrimonio inmaterial de la ciudad”, indica Palomino Bellido.
En el siglo XXI la resiliencia de la ciudad de Arequipa sigue viva. Luego del terremoto del 23 de junio de 2001 cientos de edificios emblemáticos quedaron gravemente dañados, entre ellos la Catedral. Los arequipeños, en solo dos años, inspirados en sus antepasados, levantaron desde los escombros a la ciudad y volvieron fortalecidos de la catástrofe. No por nada, el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, en su teoría sobre Arequipa, indica que uno de los rasgos básicos de la identidad cultural de la ciudad es la arquitectura mestiza.
“Con estos edificios únicos hemos respondido al embate constante de la naturaleza. Arequipa no solo ha sabido adaptarse sino reconstruirse gracias al esfuerzo de sus alarifes”, señala el historiador.
Y es que para un habitante de una urbe ubicada bajo tres volcanes, no le queda más que aceptar que el gran arquitecto de su vida puede manifestarse en forma de terremoto.
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* Una versión de esta nota se publicó en el diario El Comercio el domingo 1 de noviembre de 2015
**La exposición fotográfica “Arequipa, un patrimonio
construido” ha sido promovida por el Gobierno Regional de Arequipa. Las fotos
estarán instaladas hasta el 30 de noviembre en las salas de extensión del
Monasterio de Santa Catalina (calle Ugarte s/n). En la muestra se compilan imágenes de Ros Postigo y Marko
López Hurtado. También se han seleccionado fotos del archivo de los hermanos
Carlos y Miguel Vargas y de Martín Chambi. La exposición será itinerante y a partir de las próximas
semanas una réplica empezará a recorrer las otras provincias de la región
Arequipa.
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