El mal comer*

miércoles, 22 de julio de 2009

-¿Cómo se alimenta un estudiante de la UNSA dentro de su ajetreada rutina?


Un pan con mantequilla y un té, será todo lo que tendrá dentro de su estómago Christian hasta el mediodía en que regrese a su casa luego de clases. “Trabajo hasta tarde y tengo que levantarme temprano para llegar a tiempo, sino me cierran la puerta del salón. Comienzo clases a las siete de la mañana, así que tengo que salir 6 y 10 de mi casa”, dice Christian (26), quien es estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), y trabaja como cobrador de combi por las noches de viernes a martes.


Él, al igual que muchos estudiantes universitarios no se alimenta adecuadamente. Las excusas son varias: trabajan, no les alcanza el tiempo, viven lejos, tienen horarios complicados o simplemente les da flojera. Muchos prefieren llenarse con un generoso y crocante ‘sanguchón’ o una potente y grasosa ‘salchialgo’, en alguno de los tantos quioscos que pululan dentro de la universidad. La inconciencia acerca de los posibles peligros para su salud y los malos hábitos alimenticios arrastrados desde el colegio, son las causas de esta conducta.


Horarios malvados

Excusa número uno para no comer como se debe: comienzo clases muy temprano y no me alcanza el tiempo. “Eso es pretexto de los chicos, porque ellos podrían levantarse más temprano y desayunar”, dice Edda Acosta, consultora nutricional de la escuela de Nutrición de la UNSA. Sin embargo, si se observa con atención, muchos de los horarios de las escuelas de la universidad no están diseñados para que los alumnos ingieran sus alimentos con tranquilidad. Clases desde las 7 u 8 de la mañana hasta la 1 ó 2 de la tarde, sin recesos ni descansos de por medio. Así cualquiera – en el apuro por no perderse la siguiente lección- come lo primero que tenga a las manos.


Otros comen a deshoras, debido a que tienen varias cosas que hacer y no se organizan bien. Este ritmo de vida desordenada acarrea consecuencias graves a la salud. “El semestre pasado no almorzaba en mi casa y comía sólo sándwiches. Por eso ahora tengo principios de gastritis”, dice Piera Herrera Muñoz, estudiante de tercer año de Ingeniería de Sistemas en la UNSA, que se pasa desde las 7 y15 de la mañana hasta la una de la tarde, con un vaso de leche y una tostada como único alimento. “La gastritis al complicarse produce úlceras en los intestinos y, sino se trata a tiempo, es un factor que produce cáncer”, advierte Acosta.


Excusa número dos: tengo muchos trabajos y exámenes, así que no

tengo tiempo. “Es más fácil que ellos estudien luego de comer. Esto les va a facilitar el proceso, así no estarán sentados sin entender nada y pensando en otras cosas”, aclara Acosta. Un alumno mal alimentado no rinde como debería hacerlo: capta la mitad de lo que escucha, da mal sus evaluaciones y se desconcentra fácilmente. Christian corrobora lo dicho por la experta: “En los días en que no como, mientras más trabajos hago, más complicaciones tengo.”


Peligro saturado

Una hamburguesa de dos soles tiene casi todos los elementos de la dieta ideal para un estudiante: proteínas (contenidas en la refrita carne) para constituir los músculos y nervios del organismo; carbohidratos (como los que tiene el pan blanco embadurnado de abundantes salsas colorinches o el de las crocantes papitas al hilo) para obtener energías, y la fibra que aportan las asfixiadas lechugas y tomates para digerir bien todo. Pero, este coctel deja de ser maravilloso cuando nos percatamos de su excesiva grasa. Además, carece de las vitaminas (como las que contiene una fruta) indispensables para absorber los nutrientes.


La comida chatarra no pasa de los S/.2.50


“Luego de comer alimentos abundantes en grasa, te cansas ya que caen pesados al organismo y hacen trabajar al estómago en exceso”, dice Yubelanda Obando, encargada del área de nutrición del comedor de la UNSA. Lo bonito, bueno y barato de estos suculentos potajes nos puede salir muy caro a la larga. El exceso de colesterol, la obesidad y, luego, la hipertensión son las consecuencias de una dieta basada en comida chatarra. Si se suma esto a lo que dice Edda Acosta,- “el universitario es sedentario, no hace ejercicios por eso las grasas no se queman y se acumulan”- no se puede augurar un futuro muy prometedor para los jóvenes estudiantes.


Alternativas de salvación

Según Yubelanda Obando, los alumnos ya saben qué alimentos les conviene porque en la casa y el colegio se les ha enseñado. “Y sino, que se informen, la lectura siempre es buena.” Ella recomienda que eviten los alimentos con elevados niveles de grasas, que coman refrigerios ligeros (una ensalada de frutas, por ejemplo) a media mañana, y respeten las horas de sueño (6 a 8 diarias) para reponer energías.


Debería haber – dice Edda Acosta- cafeterías con un personal capacitado adecuadamente para brindar alternativas alimentarias con las proporciones nutricionales necesarias. Además, recomienda que se incentive la actividad física y la venta de frutas en los quioscos. Pero esto sólo funcionará si los alumnos ponen de su parte para cambiar las cosas. “Los quioscos también venden pan con palta y quinua, cosas muy saludables, pero los chicos prefieren una salchipapa y una gaseosa”, aclara Obando. En fin, los señores del quiosco simplemente ofrecen lo que los alumnos demandamos.


Habla

Quioscos de comida dentro de la UNSA, Área Sociales

“Mi hora de almuerzo de lunes a viernes es impredecible. Puede ser a las 4 de la tarde o a las 5 y, a veces no almuerzo. Sólo llegó de frente a cenar a mi casa” Deimar. 3er año Cs. de la Comunicación

“Un vaso de leche o un jugo es mi desayuno. A veces, un pan. A media mañana, sólo como fruta y agua”

Jennifer. 1er año Ingeniería Química

“De los cinco días a la semana sólo desayuno tres. Entro temprano así que en mi mochila traigo leche”

Jaime. 1er año Enfermería.

Dato

El Consultorio Nutricional de la Escuela Profesional de Nutrición de la UNSA (Área Biomédicas. Av. Independencia s/n), brinda consejería y asesoría dietética a alumnos y pacientes particulares. Para separar cita llamar al teléfono: 227264.


* Este texto iba a publicarse en el periódico de mi escuela, pero por X razones nunca se imprimió el número. Igual lo comparto con ustedes.