Desentrañando las causas de la muerte en el Instituto de Medicina Legal*

viernes, 29 de noviembre de 2013

-      -     Durante una tarde  de trabajo acompañamos a los médicos, biólogos  y antropólogos  forenses del Instituto de  Medicina Legal en Arequipa. Participamos de una necropsia y visitamos los laboratorios donde se identifica a los cadáveres  NN. Hasta junio del 2013, el 32% de los cadáveres que ingresaron a la morgue tuvieron como causa de muerte un accidente.


(Foto: Julio Angulo Delgado/El Comercio)

No mide ni siquiera medio metro pero su pequeño cuerpo ya ha experimentado los dolores de una trágica muerte. Sobre la fría mesa de metal de la morgue un bebé de solo 20 días de nacido yace inerte a la espera de que un médico forense empiece con la necropsia que determinará las causas de su fatal deceso.  La mañana anterior este pequeño fue hallado en una humilde vivienda en el anexo de San Isidro en  La Joya. Ahora, 24 horas después, ha sido trasladado a uno de los ambientes del Instituto de Medicina Legal (IML) de Arequipa por orden de la Fiscalía para descartar un asesinato.

“Es común encontrar casos de asfixia por sofocación ya sea porque al momento de dar de lactar la madre presiona inadecuadamente al bebé o porque se atraganta con la leche. A veces también los aplastan cuando se duermen a su lado”, explica Sandra Apaza  Tosocahua, médico jefe del IML en la región. 

Según las estadísticas de la IML - Arequipa hasta junio de este año, de los 314 cadáveres que ingresaron a la morgue, 101 murieron accidentalmente: 15 por asfixia por sofocación y 9 por sumersión. Además, 16 de los cadáveres analizados fueron víctimas de homicidio; 6 murieron por asfixia.

Bajo la supervisión de la doctora Apaza, la necropsia empieza. El técnico hace un primer corte en la nuca del bebé para retirar los sesos del interior del cráneo.  Una vez en la mesa, se observa que estos tejidos se encuentran impregnados de una sustancia amarillenta: probablemente se trate de bilirrubina.

INCOMPATIBILIDAD DE SANGRE

La bilirrubina es un pigmento biliar de color amarillo. Se forma dentro del cuerpo cuando los glóbulos rojos mueren rápidamente. Al ver este detalle, la doctora Apaza señala que tal vez el niño  murió por un cuadro de ictericia patológica, un aumento de la bilirrubina en la sangre que daña los órganos internos, principalmente el cerebro. Esto se produce por el intercambio de sangre entre madre e hijo en el parto. La incompatibilidad entre el tipo sanguíneo del recién nacido y su progenitora es la causa de este mal.

Los siguientes cortes con el bisturí se realizan en el tórax y el abdomen. El técnico retira los órganos internos: corazón, estómago, hígado e intestinos. Una vez fuera, realiza pequeños cortes para identificar hemorragias internas,  pero no encuentra ningún signo de violencia. Tampoco hay moretones en la piel que den indicios de que hubo golpes o estrangulamiento.

 “El exceso de bilirrubina se soluciona introduciendo al recién nacido en una incubadora e irradiándolo con luz ultravioleta. Es probable que el desconocimiento de la madre no permitiera que se tratara a tiempo al bebé. Además, al ser una familia pobre que vivía en una zona rural en donde no tenía servicios de salud cercanos. Pero por más indicios, es siempre necesario descartar algún posible infanticidio”, explica Apaza.

Antes de introducir los órganos dentro del cuerpo y coserlo, se sacan muestras de sangre y tejido para analizarlas en el laboratorio de toxicología y patología y así comprobar las hipótesis de la doctora.  Días después, se sabrá que la muerte de este bebé engrosará las estadísticas de decesos naturales de este 2013 que hasta junio pasado llegaban a 141. 

IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS
La muerte también se respira en la oficina de antropología forense del IML. Ahí se guardan los restos óseos de las personas sin identificar (los NN) encontrados en zona de construcción, cuyo olor se esparce por toda la habitación en donde el antropólogo Julio Chuquimia Velásquez y sus colegas trabajan. Ellos determinan el sexo, edad y perfil biológico de los esqueletos estudiando las dentaduras y la profundidad del paladar para, en algún momento, ubicar a familiares y darle nombres y apellidos a estos huesos.  

Metros más allá de las cajas con huesos se encuentra una refrigeradora que almacena dedos de cadáveres NN. En promedio llegan 7 al mes a la morgue. “Los dedos en estado de descomposición son introducidos en una solución de glicerina con alcohol para rehabilitar los tejidos y así poder buscar las huellas digitales en el sistema AFIS, un escáner que está conectado con la base de datos de la Reniec”, explica Chuquimia.

El antropólogo Abdón Alméstar informa que hace 18 meses, cuando recién fue instalado el AFIS en Arequipa, las búsquedas demoraban hasta un mes. Sin embargo, desde hace tres meses, mejoras en el sistema han permitido que en solo 5 minutos, se pueda identificar a los cadáveres.

Actualmente, el 90% de los cadáveres NN son identificados, disminuyendo así la cantidad de cuerpos que son almacenados en la oficina de antropología forense. Estos restos humanos anónimos, si es que los análisis óseos o de ADN no dan pistas sobre su origen,  van a parar finalmente a la fosa común para convertirse en polvo, nada más que polvo.

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*Una versión de este texto fue publicada el 27 de julio del 2013 en la edición regional de El Comercio Arequipa.



Los hombres que acompañaron al papa Juan Pablo II en su visita a Arequipa*

-        -   Un filósofo recibió un rosario de las manos del Santo Padre, un sacerdote jesuita estuvo a cargo del traslado en helicóptero de la Virgen de Chapi y un periodista firmó miles de invitaciones a mano para resguardar la seguridad en el campo papal.

La noche previa a la llegada del papa Juan Pablo II a Arequipa, Manuel Zevallos Vera no podía dormir. El nerviosismo que le producía tener que estar cerca al santo padre la mañana siguiente no dejaba tranquilo a este filósofo y educador arequipeño.  En ese entonces, Zevallos Vera era el rector de la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa), en cuyo campus se erigió el campo papal esa mañana del 2 de febrero de 1985. Ahí, en esos descampados terrenos ubicados al lado de la avenida Venezuela, Juan Pablo II beatificó a Sor Ana de los Ángeles y coronó a la milagrosa Virgen de Chapi frente a casi 300 mil asistentes.

La comisión organizadora de la llegada del papa, presidida por el arzobispo de Arequipa, Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, eligió esos terrenos en donde hoy se encuentra el área de sociales de la Unsa, debido a que tenían la amplitud necesaria para recibir a esa enorme cantidad de público. Como una deferencia por permitirles utilizar ese espacio, los organizadores invitaron  a Zevallos Vera a ser uno de los 10 comisionados que subirían al estrado para entregarle una ofrenda a su Santidad.

Por esas fechas, el filósofo era también el presidente de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR), así que decidió que le entregaría un mensaje a nombre de la universidad peruana para llamar a la reflexión en una época en que el Perú y otros países del mundo se sumían en medio de la violencia.

Cuando llegó el momento de subir al estrado, Zevallos Vera fue acompañado por su vicerrector, Alejandro Málaga Medina y la rectora de la Unife, Luz María Álvarez Calderón. Se acercó al papa, le entregó un tubo que contenía un bello pergamino y le dijo: “Amadísimo maestro, a nombre de la universidad peruana le entrego este mensaje de amor y justicia por la humanidad y los pobres del mundo”. El Papa recibió la ofrenda agradecido y mientras le entregaba un rosario, le dijo: “Manuel, he hecho una bendición para ti y tu familia. Te doy este recuerdo para que reces con ellos”.

Aunque la emoción desbordaba el cuerpo del filósofo en esos momentos, solo optó por hacerle una venia y besarle la mano a Karol Wojtyla. Hoy Manuel Zevallos Vera, quien a sus 94 años sigue laborando en una universidad privada en Lima, todavía conserva ese obsequio del Papa. Hace poco rezó con él cuando su esposa  Celinda cumplió los 90 años. “También en la misa por nuestros 65 años de casados usamos el rosario”, dice. Cuando cumpla 100 años, Manuel espera que pueda rezar con el santo rosario en la mano.

IDA Y VUELTA EN HELICÓPTERO

A las siete de la mañana del día en que el Papa visitó Arequipa, el padre jesuita Jorge Beneito Mora ya se encontraba en el Ala Aérea N° 3 de la FAP, ubicada en Cerro Colorado, listo para partir en un helicóptero hacia el santuario de Polobaya para traer la imagen de la Virgen de Chapi a la ciudad.  Beneito, un sacerdote español que hace solo un mes había retornado de Chicago, fue comisionado por el arzobispo Vargas a cumplir con esta tarea logística debido a que en 1983 participó del primer traslado que se hizo de la virgen hacia Arequipa para aplacar la terrible sequía que asolaba a la región.

 “La primera vez que la trajimos en camioneta hubo mucha resistencia de parte de los pobladores del lugar. Pensaban que no iba a retornar nunca más. En esta segunda ocasión no hubo nada de eso gracias al resguardo policial. Luego de 20 minutos de vuelo, aterrizamos en la explanada del santuario. Sacamos la imagen de la antigua iglesia en una pequeña procesión y la subimos al helicóptero para llevarla al campo papal”, cuenta Beneito ahora de 71 años.

La nave  aterrizó en un terreno descampado del campus de la Unsa, en donde hoy se erige el estadio Ho Chi Min, en el área de ingenierías. Desde ese pampón, se llevó en procesión a la santa imagen, cruzando la avenida Venezuela, hacia el campo papal para que sea coronada.

Durante la ceremonia, el padre Beneito estuvo muy ocupado así que no tuvo oportunidad de acercarse a Juan Pablo II. Pero recuerda que le avisó a los agentes de seguridad de El Vaticano que tomaran sus previsiones para sacar al Papa del recinto rápido, ya que, debido a la gran devoción mariana que existe en la ciudad, si se demoraba quedaría atrapado en el mar de gente que querría acompañar a la Virgen de vuelta al pampón.

Terminada la ceremonia, el Papa fue sacado de inmediato del lugar. Mientras tanto, miles de fieles empezaron a avanzar en procesión al lado de la recién coronada Virgen de Chapi. Una vez en el pampón, Beneito, junto con los oficiales de la FAP, subieron de nuevo la imagen al helicóptero y partieron de vuelta hacia Polobaya. En los momentos en que la nave aterrizaba de nuevo en el santuario sin ningún problema, el padre Beneito recién supo que había cumplido con la misión que le encomendaron.    

UN LAZO PERMANENTE

La tarde anterior a la llegada del papa, Dante Zegarra López, secretario ejecutivo de la comisión organizadora de la visita papal,  se encontraba firmando las 17 mil invitaciones que los organizadores entregarían  a los clérigos y fieles laicos para asistir a la ceremonia. Este contingente de personas cercanas a la Iglesia se colocaría frente al altar para evitar que la población se abalance sobre el Papa. Esta estrategia de anillos de seguridad fue la alternativa que plantearon los organizadores ante la intención de la policía de controlar el ingreso de las personas al campo papal mediante listas con nombres y la identificación con huellas dactilares

La policía accedió a que se ejecutara esta estrategia pero pidió que las invitaciones estuviesen firmadas para evitar falsificaciones. La ardua tarea de rubricar una por una las cartas recayó en Zegarra. Mientras cumplía con esa tediosa labor, le informaron a Zegarra que los primeros ejemplares de su libro sobre la historia del monasterio de Santa Catalina de Sena, en donde vivió y se formó Sor Ana de los Ángeles, ya habían salido de la imprenta y estaban en su casa justo a tiempo para que pueda entregárselos a Juan Pablo II.

Al día siguiente, luego de que el Papa terminó la ceremonia en la Unsa, el arzobispo Vargas dispuso que Dante Zegarra le entregara a Su Santidad dos ejemplares de su libro antes de que regresara a Lima. El breve encuentro se dio en la avenida Bolognesi, frente a la vivienda del arzobispo. El periodista Zegarra, hoy con 69 años cumplidos, tenía planificado decirle a Wojtyla que esa investigación que le entregaba era fruto de 10 años de trabajo y que todo lo que afirmaba en el texto estaba avalado en documentos. Sin embargo, en el momento en que quiso hablarle,  Dante Zegarra, que había trabajado más de un mes y medio sin descansar en el comité organizador, cayó de rodillas ante el Papa y se quedó mudo sin ninguna explicación.

Semanas después de la visita, le llegó a Zegarra un carta del cardenal Giovanni Re, en ese entonces secretario de estado del Vaticano, en donde por encargo del Papa le agradecían por los obsequios y le informaban que su libro ya formaba parte la biblioteca de la Santa Sede. Otro recuerdo del papa que guarda Zegarra es una medalla de bronce con el rostro grabado de Juan Pablo II. Esa reliquia está en un estante de su casa, al lado de una estatua de Sor Ana de los Ángeles, como sellando para siempre el vínculo del santo con Arequipa.

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*Una versión de esta crónica se publicó el sábado 20 de julio de 2013 en la edición regional de El Comercio Arequipa. 

Mario Vargas Llosa en todas las lenguas*

jueves, 28 de marzo de 2013

- Para todos los gustos. Mario Vargas Llosa ha sido traducido a más de 70 lenguas. En la Biblioteca Regional que lleva su nombre se albergan más de 200 libros en 20 idiomas diferentes provenientes de su colección personal. En la ciudad, los turistas extranjeros empiezan a conocer su obra que figura en inglés, francés, italiano, etc.


(Foto: Julio Angulo/Archivo La República)



Una muchacha de pelo rojo y ojos claros, vestida con un diminuto "baby doll", dibujada al estilo manga,  ilustra la portada de la edición japonesa de La Tía Julia y el escribidor. En la tapa de la edición sueca de esta misma novela aparece una rubia con fachas de prostituta pintándose los labios frente al espejo. “Vier”, dice el Jaguar al inicio de la edición alemana de La ciudad y los perros. Szelmostwa niegrzecznej dziewczynki es la traducción al polaco del título de la novela Travesuras de la niña mala.

- A mí me encanta esta edición polaca. Hay una morena bien guapa en la portada–, dice sonriendo Mario Rommel Arce Espinoza, director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, mientras nos muestra parte de la colección de libros donados por el Premio Nobel de Literatura a su natal Arequipa.

Luego de que en marzo del 2010 se pusiera la primera piedra de este recinto, Don Mario envió en valija diplomática, desde su biblioteca personal en Madrid, una dotación de libros para nutrir los anaqueles de este centro de lectura que, en su primer año de funcionamiento, ha recibido más de 22 mil visitantes.
En total fueron 284 libros que incluyen las obras de Vargas Llosa en 20 idiomas: español, japonés, francés, italiano, rumano, húngaro, alemán, inglés, portugués, holandés, polaco, noruego, griego, hebreo, árabe, ruso, chino, coreano, sueco.

“Esta es la mejor demostración de lo importante de la producción literaria de Vargas Llosa. Estar disponible en tantos idiomas lo convierten en un escritor universal, que sus temas merecen el interés de una población muy vasta”, explica Arce.

Cuando los libros donados estaban en la sala de exposición de la biblioteca, embajadores y visitantes ilustres de otros países se maravillaban con la variedad de portadas. “Una vez vino un diplomático de Israel y luego de mucho buscar, se alegró al encontrar un ejemplar de Pantaleón y las visitadoras en hebreo”, recuerda el director. 

Un escritor universal

Los libros de Mario Vargas Llosa han sido traducidos a más de 70 idiomas. Mercedes González, responsable de Ediciones Generales del Grupo Santillana, editorial que publica los libros del Nobel en 23 países de habla hispana (además de Brasil y Estados Unidos), indica que el prestigio internacional ganado a lo largo de los años y la cantidad de premios recibidos son su principal atractivo para los lectores de todas las lenguas.

“Domina la lengua española como ningún otro escritor. En cada libro trata temas y personajes distintos, sus historias suceden en variadas épocas, nunca se repiten. Además es un gran opinante de la realidad política y económica a partir de sus ensayos y artículos.”, indica González.
Según el poeta y profesor de literatura de la Universidad Nacional de San Agustín, José Gabriel Valdivia, los personajes vargallosianos son unos inconformes, por lo que siempre se enfrentan a las estructuras de poder que limitan su libertad.

“Además tiene un gran dominio de las técnicas de la novela, la maestría para usar los recursos narrativos y la virtuosidad con que genera situaciones de suspenso hacen que cualquier lector, sea del país de donde sea, se maraville”, dice Valdivia.

La oferta en librerías

En las librerías de Arequipa también se ofertan los libros de Vargas Llosa en diversos idiomas, principalmente a turistas estadounidenses y europeos. En el local de SBS se venden libros en inglés, italiano, alemán y francés. “Los extranjeros tiene el rumor de que es un autor peruano importante, que ha ganado premios y se animan a llevar algún libro. Hay un creciente interés en los últimos meses”, revela Alonso Lázaro, encargado de la librería.  Entre 50 y 70 soles cuesta un ejemplar. En la librería El Lector de la calle San Francisco también se ofrecen libros en inglés. Mayo, junio y julio son las temporadas altas de ventas. 

Recorremos velozmente los lugares turísticos del centro de la ciudad para sondear los gustos literarios de los visitantes. Frente a la Catedral de Arequipa, una pareja de búlgaros nos dicen que no saben quién es ese viejo canoso de la fotografía que le mostramos. Cherry y Nikki, un par de inglesas que pasean por la Plaza de Armas no lo reconocen, a pesar de que el escritor durante buena parte del siglo pasado estuvo en las bibliotecas de Londres creando novelas.

Titus Libbi, un neoyorquino de 23 años, cuenta a la entrada del Convento de Santa Catalina “que le suena el nombre del escritor peruano ganador del Nobel, pero que no ha leído nada de él todavía”.
“En Perú y Latinoamérica, Vargas Llosa es un referente. Sin embargo, en otras latitudes los gustos literarios cambian y dependerá de la situación del mundo y sus intereses. El conflicto con el poder está sutilmente presente en su prosa. Mientras existan dictaduras y afán de libertad en el mundo, su obra estará vigente”, pronostica Valdivia.

Al frente de la casona de la Alianza Francesa encontramos a Sami Corcos, un turista del sur de Francia que está viajando por toda Latinoamérica. En su mochila lleva un ejemplar obsequiado por su madre del Diccionario del Amante de América Latina, de Mario Vargas Llosa. Sami al enterarse de que por estos días el escribidor estará en Arequipa celebrando su cumpleaños, emocionado se dirige rumbo a la biblioteca que guarda la colección de obras personales de uno de los más grandes escritores de la literatura en español.

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*Una versión de este texto se publicó originalmente en el Diario La República el miércoles 28 de marzo de 2012. 

La achorada forma de hacer política de Luis Cáceres Velásquez *

lunes, 4 de marzo de 2013


-        -  Es el único alcalde de Arequipa que ha sido reelecto en los últimos 30 años, se hizo conocido por gobernar con mano dura. Sacó a los ambulantes del centro e ideó la plataforma comercial de Andrés Avelino Cáceres. A sus 82 años confiesa que robaba pero decentemente y que aún le tienta postular a algún cargo público. Un perfil del ex alcalde de Arequipa que, según sus críticos, instaló una forma prepotente de gobernar por encima de la ley.

“Yo tirano, yo ladrón” es la lectura recomendada de Luis Cáceres Velásquez a las nuevas generaciones de peruanos. Para el controvertido ex alcalde de Arequipa las memorias de Augusto B. Leguía, presidente tristemente recordado por endeudar al país y promover un régimen de corrupción durante los años que gobernó al Perú a inicios del siglo XX, son una lección de vida y trabajo.

“Leguía fue un gran presidente ya que arregló los problemas limítrofes del Perú con sus vecinos. No hubo tanta corrupción en su gobierno como la que existe ahora, esos son inventos de quienes por odio alimentaron el golpe de Estado que le dio Sánchez Cerro en 1930”, opina este juliaqueño que también pasa por agua tibia los delitos cometidos por Alberto Fujimori, a quien justifica diciendo que recibió el país quebrado y con terrorismo pero que aún así hizo obras de cemento para generar progreso.

En esta tarde nublada de diciembre, “Lucho” Cáceres nos abre la puerta de su casa ubicada en el distrito de Yanahuara, en donde pasa sus días de retiro (momentáneo) leyendo sobre historia universal y habla de su particular manera de hacer política con mano dura, según él, y a la mala, según sus detractores. El sociólogo y comunicador, José Luis Vargas Gutiérrez, indica que Cáceres encaja en el perfil del gobernante que roba pero trabaja. “Se configura como un político pragmático e inescrupuloso que no tiene bandera ni ideología y que se acomoda en función de los escenarios electorales y su conveniencia”.

Cáceres, luego de ser dos veces alcalde provincial de la ciudad y tentar fallidamente el sillón edil de Lima Metropolitana en 1992, fue elegido parlamentario por Arequipa en el 2000 por el Frepap. Sin embargo, fue uno de los congresistas tránsfugas que se pasaron a las filas del fujimorismo y que el día de la juramentación fue recibido con abucheos y una lluvia de monedas.

“Entré a la política para trabajar. Nunca he sido un hombre de partido político, mi partido es el trabajo. Me hubiese unido con el diablo con tal de hacer obras por el pueblo”, dice Cáceres ahora para justificarse. Y es que para Cáceres todo hombre tiene su precio. En su caso, el precio a pagar fue que Vladimiro Montesinos lo liberase de una sentencia judicial y que Fujimori le prometiera la construcción de la carretera Arequipa – Juliaca. “El único hombre honrado es el de arriba. Todos los demás que pisan la Tierra aceptan dinero mal habido en sus bolsillos”, dice este hombre que a sus 82 años no descarta postular de nuevo a la alcaldía y, si la suerte lo acompaña, la presidencia de la República.

OBRAS SON AMORES

Para el historiador Mario Arce Espinoza, autor del libro “Alcaldes de Arequipa Republicana”, el estilo de gobernar de Cáceres, durante 1987 y 1992, se caracterizó por ser el de un alcalde ejecutivo que prefería enfrentar los problemas violentamente, antes que planificar su resolución.

“Sacó con palo a los comerciantes ambulantes del Parque Duhamel y alrededores del Centro Histórico y los trasladó a la plataforma Avelino Cáceres. También alentó varias obras como el Terminal Terrestre, la remodelación del pasaje de la Catedral y otros espacios públicos que le dieron mucha popularidad”, recuerda.

Sin embargo, esta imagen de alcalde exitoso y trabajador, se fue desluciendo por las insinuaciones de corrupción durante su gestión.  Aunque no se llegó a probar judicialmente ninguna acusación, ahora, sentado en la sala de su casa Cáceres confiesa que el sí robaba, pero decentemente. “Mi padre  me dijo que cuando ocupara un cargo público, robara con dignidad. Eso quería decir que aceptara como regalo una o dos botellas de  whisky de un ingeniero que hacía una obra. ¿Para qué más? (…) Si el dinero mal habido se va y luego no se puede disfrutar”.

Actualmente, el patriarca del clan Cáceres, vive sin estrecheces económica, según dice, gracias al dinero que le dan mensualmente sus 6 hijos y al sueldo de 4500 soles que recibe por presidir la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez de Juliaca.

POLÍTICO ACHORADO

Según Vargas Gutiérrez, Cáceres se caracterizaba por una forma de gobernar prepotente y achorada que no consultaba a cuadros técnicos y pasaba por alto las leyes. Para el sociólogo este estilo desordenado y sin una visión clara de desarrollo fue cultivada por algunos alcaldes que le sucedieron como Roger Cáceres Pérez (su hijo), Yamel Romero Peralta (su yerno) y el actual burgomaestre Alfredo Zegarra Tejada, que el año pasado hizo obras inconsultas en el ex Patio Puno.

Quizás por esta razón, a Cáceres el Sistema Nacional de Inversión Pública (Snip) le parece una tontería. “La mayor parte de mis obras las hice con mi ingenio. Nunca fui a Lima a estirar la mano. El Terminal Terrestre se hizo con plata de inversionistas. En el Avelino pusieron plata los comerciantes. (…) Con esta herramienta de control se acumulan los proyectos y hay que ir a rogar y sobornar a los funcionarios para que los acepten”.

Luis Cáceres sabe que el pueblo es ingrato y olvida, por eso ya ha escrito sus memorias que abordan toda su vida política desde su juventud hasta el 2000. A ese volumen de 380 páginas que se publicará en los próximos meses le ha puesto de título “La vida de un hombre común y corriente”. “Y es que cuando uno tiene poder las mujeres se te acercan con el calzón en la mano y los hombres con la escobita. Pero cuando uno está abajo a uno ni lo saludan en la calle”, cuenta soltando una risotada.

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¿La razón de su éxito?: hablan los analistas

Luis Cáceres Velásquez ha sido el único alcalde provincial de Arequipa que ha sido reelegido desde que se restauraron las elecciones municipales en 1980. Según el historiador Mario Arce Espinoza la razón de su popularidad se debe a que venía de una gestión muy exitosa en el municipio de Juliaca, en donde impulsó la construcción de carreteras y mercados. Cabe mencionar que en 1981 el presidente Fernando Belaunde Terry le dio a Cáceres la “Lampa de Oro” por ser el mejor alcalde del Perú por su gestión en ese municipio puneño.

“Se vendió como un hombre emprendedor que prefería los hechos y no las palabras y ganó la aceptación de los arequipeños. Pero su figura ahora no goza de mucha aceptación por apoyar a una dictadura (la de Fujimori)”, aclara Arce.

Por su parte, el sociólogo José Luis Vargas explica que Cáceres atraía a los electores porque expresaba un cambio con respecto a la política tradicional de partidos políticos. “Por comodidad funcional preferían a alguien que generara algún cambio en la ciudad, por más que fuera al caballazo”.

En la últimas elecciones municipales del 2010, Cáceres se encontraba entre los favoritos para ocupar el puesto de alcalde provincial de Arequipa, pero un fallo del Jurado Nacional de Elecciones lo sacó de carrera. En 2011 también tentó sin éxito un curul en el congreso por el partido Cambio Radical.

Luis Cáceres Velásquez  nació en Juliaca en 1930. Es hijo de un arequipeño y una juliaqueña. Solo tiene secundaria completa y perteneció al Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos) (Frenatraca). Tiene 6 hijos, 22 nietos y 11 bisnietos. Tiene 62 años de casado con su esposa. 

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*Una versión de este texto fue publicada el sábado 5 de enero del 2013 en la edición regional de El Comercio Arequipa.

La sacudida de los perales en Tiabaya: una tradición en peligro de extinción*

domingo, 6 de enero de 2013

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- Cada 6 de enero, fecha en que se celebraba la Bajada de Reyes el distrito periférico de Tiabaya era escenario de una fiesta costumbrista en la que se visitaba los huertos de la zona y se cosechaba las peras maduras luego de zarandear las ramas de los árboles. Debido a la aparición de plagas y a la migración hacia otros productos más competitivos, la fiesta fue desapareciendo. Hoy los perales casi ya no existen aunque hay iniciativas del municipio para recuperar esta tradición.

Hace un par décadas, la huerta de más de dos hectáreas de extensión de Don Sixto Paz Velarde estaba llena de frondosos árboles de peras. Sus chacras están ubicadas en el sector de Los Perales del distrito de Tiabaya, en donde antaño se celebraba una tradicional fiesta que consistía en sacudir con fuerza los troncos de los perales, recoger los frutos maduros que caían al suelo en canastas y luego degustarlos en familia junto con suculentos picantes.

Cada 6 de enero, aprovechando el feriado de la Bajada de Reyes, miles de arequipeños viajaban hacia este distrito (ubicado a 8 km. de distancia del centro de la ciudad) - considerado una zona de veraneo por su  clima templado y sus tierras fértiles - y pasaban una mañana de picnic que incluía baile, ingesta de tragos y música en vivo.

“Pero ahora no más han quedado unos ‘cuantitos’ perales que no alcanzan ni para que los vecinos coman”, lamenta esta tarde de viernes Don Sixto de 86 años, mientras cuida sus cultivos de huacatay, apio, porrón, y cebolla que desde 1940 fueron paulatinamente reemplazando a los frutos verdes que antes poblaban las laderas de los cerros que se encuentran entre Alata y Patasagua. Este agricultor le echa la culpa de la desaparición de los perales a la mina de cobre Cerro Verde que opera a unos kilómetros de distancia.  Sin embargo, las razones de la extinción de esta costumbre popular son otras.

PLAGAS Y NUEVOS MERCADOS

El ingeniero agrónomo y presidente de la Asociación Pro Campiña, Carlos Lozada García explica  que debido a la construcción de la carretera Panamericana se empezaron a abrir nuevos mercados para los agricultores arequipeños entre 1930 y 1950, fecha que coincide con el declive de la tradición de la sacudida de perales.

“El mercado limeño empezó a exigir productos como la cebolla roja y ajos que eran mucho más rentables. Además desde las regiones del norte venían frutas de mejor calidad. Debido a estos cambios se empezó a migrar a otros cultivos en esta zona y se dejó de renovar los plantones de peras”, dice el especialista. Otra de las causas fue el desconocimiento técnico de parte de los agricultores para controlar plagas como el barreno y la araña roja que fueron matando los árboles.

Daniel Postigo Salazar, agricultor de 85 años de la zona de Alto del Cabildo, cuenta que poco a poco dejó de ser negocio el cultivo de peras y de otras frutas como el higo, la frutilla y el durazno que también solían sembrar en su tierra natal. “Un peral tarda 9 años en dar fruto mientras que en seis meses ya se podía cosechar una tanda de cebollas. Además, la época de cosecha para las peras solo era de noviembre a enero en cambio las hortalizas se producen durante casi todo el año”.

Cuando tenía 14 años, Postigo recuerda que a cada metro de distancia en los bordos de agua de las chacras se ponían encontrar perales y uno podía ver flotando por las acequias frutos que habían caído de las ramas. Hoy, como un gesto de nostalgia, en sus terrenos  solo mantiene dos perales que a de vez en cuando le dan frutos.  

RECUPERANDO UNA TRADICIÓN

Según el historiador Juan Guillermo Carpio Muñoz  la sacudida de perales tiene gran importancia  ya que fue una de las pocas festividades no religiosas que existían en la ciudad. Aunque no existe documentación al respecto, se calcula que desde la llegada de los españoles ya existía esta fiesta. En el siglo XIX y hasta inicios del XX se hacía a pie o a caballo la peregrinación que duraba toda una mañana de viaje.

“Ese día la gente paseaba por la campiña, en el pueblo se armaban picanterías improvisadas que ofrecían chicharrones y la timpusca de peras (un caldo con carne y verduras), se instalaban nacimientos y todos se jaraneaban sin importar su condición social o barrio de procedencia”, cuenta. Por una suma módica, una familia visitante le pagaba al dueño del peral para samaquear las ramas y disfrutar de las frutas maduras a la sombra de un árbol.

Esta fiesta costumbrista dejó de realizarse, como la describe Carpio Muñoz, desde hace más de 70 años atrás, pero desde 2007 la gestión del alcalde distrital de Tiabaya Miguel Ángel  Cuadros Paredes viene promoviendo la recuperación de esta tradición. Desde hace 7 años, el 6 de enero se realiza una caravana encabezada por los Tres Reyes Magos hacia el sector de Los Perales para sacudir los árboles frutales.  Sin embargo, la poca cantidad de peras hizo que en años anteriores se amarraran con una  soga a las ramas de los árboles frutas compradas en el mercado para simular la antigua sacudida. 

Por esta razón, el alcalde Cuadros Paredes  informa que el año pasado, mediante el financiamiento de la Sociedad Civil Cerro Verde, se sembraron 4 mil plantones y en los próximos dos años se espera repartir entre los agricultores 10 mil más. Al ser estos cultivos injertos, se estima que los 80 productores que se han beneficiado de esta iniciativa empiecen a cosechar el próximo año. Para este 2013 se calcula la asistencia de 4 mil personas en la sacudida de perales que incluirá además una feria de platos típicos y un show con orquesta tropical.

Según el historiador Juan Guillermo Carpio Muñoz la peras tiabayinas eran pequeñas y redondas con un sabor dulce e intenso diferentes a las que abundan hoy en los supermercados y que tienen forma de campana. En las fiestas de ese día también se acostumbraba beber un trago que se llamaba “Los tres reyes magos” que estaba constituido por una capa de vino tinto, uno de aguardiente y otra de chicha de guiñapo. Este potente brebaje se tomaba en un caporal y se usaba una rama de trigo como pajilla para beberlo. 


Mientras esta fiesta costumbrista va tomando fuerza de nuevo, a viejos chacareros como Don Sixto y Don Daniel les queda como compensación,  el alivio de ya no tener que preocuparse de que algún vecino travieso le robe las deliciosas peras de su huerto, la noche previa a la Bajada de Reyes.

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*Una versión de este texto fue publicada el 5 de enero del 2013 en la edición regional de El Comercio Arequipa.