Empoderando al indefenso

jueves, 30 de junio de 2016

-          - Desde 2012, el Cpas-Arequipa desarrolla un programa en colegios estatales para identificar actos de violencia sexual y familiar contra menores de edad. Hasta el momento 122 casos de abusos encontrados en los salones han sido traslados a la vía legal. 

(Foto: Yvan Salcedo/Diario Sin Fronteras)
Pegado en medio de la pizarra del aula de cuarto de primaria, un enorme sol hecho con papel dorado les recuerda a los veinte niños del salón que son personas valiosas que brillan con luz propia. En cada uno de los rayos del astro aparecen escritas en plumón las virtudes de cada uno de los pequeños de 9 años.  El inquieto Manuel sabe jugar al fútbol mejor que nadie en su curso, su compañero de carpeta Cristopher puede hacer manualidades con plastilina, Rodrigo construye animalitos de origami y Sandra, una niña con trenzas, dibuja lindos paisajes y practica natación.  “Ustedes son únicos y radiantes como el Sol, el astro más grande del cielo. Nunca olviden todas las virtudes que tienen”, les explica  la especialista del  Centro de Prevención del Abuso Sexual Infantil (CPAS-Arequipa), que desde hace dos meses imparte clases de tutoría a los 400 escolares de este colegio del Cercado de la ciudad.

Desde 2012, el CPAS-Arequipa, en convenio con la Gerencia Regional de Educación, desarrolla un programa de talleres y atenciones psicológicas en instituciones educativas estatales de la provincia de Arequipa para identificar abusos sexuales, físicos y psicológicos contra niños y adolescentes. Hasta 2015, a partir de sus charlas y sesiones semanales de tutoría, descubrieron  2.211 casos de escolares que habían sido víctimas, en su mayoría, de ataques contra su integridad sexual y violencia familiar.  

El programa también ha identificado problemas de conducta y de aprendizaje, así como intentos de suicidio. Sin embargo, lo que más preocupa a los especialistas de CPAS es el aumento de las denuncias  de abuso sexual infantil (que incluye violación y actos contra el pudor) en los 32 colegios en donde laboraron. Entre 2015 y 2012, los diagnósticos por este rubro crecieron en 555%. En esos tres años se identificaron 312 casos. Pero estos datos no son aislados, sino que reflejan una parte de la escalada de violencia que vivimos. Según la Región Policial Arequipa, entre 2012 y 2015, de las 986 denuncias de violación sexual ingresadas a las comisarías, 444 (45%) tuvieron como víctimas a menores de 17 años. Además,  en 2015 el número de casos de abuso sexual infantil denunciados en los Centro de Emergencia Mujer era 72% más alto que en 2012. En tres años, se pasó de 61 denuncias anuales a 105. 

“Estas cifras muestran que hay una apertura de los menores a dar a conocer los abusos  pero tenemos que seguir creando un entorno de protección ya que la mayoría de las veces el agresor proviene de su entorno íntimo y, por ende, los escolares se encuentra en condiciones de mucha vulnerabilidad”, indica Dessy Zanabria, directora del CPAS-Arequipa.

Por esta razón, los tutores del programa de Cpas buscan reforzar la autoestima en los niños para que tengan la fortaleza emocional para identificar un abuso y denunciarlo inmediatamente. Por ejemplo, en la clase de esta mañana en el salón de cuarto año ahora se está desarrollando otra dinámica con un monigote hecho de retazos de papel que tiene en cada parte de su cuerpo un valor como la bondad, la veracidad, la disciplina,  la valentía, el respeto y la nobleza.

La tutora  les va preguntando a los niños que cuenten en qué momento de sus vidas fueron valientes. Sandra, la niña de las trenzas, se para de su asiento y dice que hace unos meses casi se ahoga en la piscina pero que ya logró vencer el miedo y ahora nada sin problemas. “Me tuve confianza y lo volví a intentar”, cuenta. Sus compañeros la aplauden y otros también se atreven a contar la veces que fueron bondadosos y estudiosos. Con sesiones como esta los niños van descubriendo que si son personas valiosas no hay razón para que alguien atente contra su cuerpo o trate de manosearles sus partes íntimas.  


                                                   (Foto: Yvan Salcedo/Diario Sin Fronteras)


POCAS SANCIONES 
Luego de que se ha creado un entorno de confianza en las clases y dinámicas en los colegios, los tutores de Cpas les piden a los escolares que escriban en cartas, que solo serán leídas por los psicólogos del programa, los momentos felices y tristes que han tenido en su vida. A partir de esos testimonios,  que pueden ser mensajes como “hoy vi a mi papá golpear a mi madre” o “anoche mi padrastro se metió dentro de mi cama y me pidió que no le contará a nadie”,  se van atendiendo a los menores por la vía legal para que pueda sancionarse al agresor. Entre 2012 y 2015, el área legal del programa llevó al Ministerio Público 122 casos identificados en los colegios. De estos, 33 fueron por violencia familiar y abandono moral (vía civil), mientras que 57 fueron por los delitos de actos contra el pudor y 32 por violación de la libertad sexual (ambos por la vía penal). 

Sin embargo, la abogada del Cpas, Patricia Briceño informa que solo se han logrado en estos años 15 sentencias por el delito de actos contra el pudor (cuya pena va de 6 a 12 años de cárcel). “Cinco de los agresores ya están cumpliendo penas en cárceles de Arequipa y Camaná. Sin embargo, aún el sistema de justicia es muy lento y a veces, para los casos de violación, se piden muchas diligencias que pueden convertirse en una tortura para los menores”. 

Según Briceño, en los procesos judiciales deberían cumplirse el interés superior del menor, como estipula la Convención Internacional sobre los derechos del Niño. Es decir, considerar al menor como un sujeto con derechos que requiere protección y bienestar. “Pero a veces, al niño se lo toma como mentiroso o exagerado y se piden excesivas pruebas. O se dan casos en que las madres disuaden a sus hijas para que no declaren en contra de sus parejas, o las obligan a mentir ante los jueces”, cuenta la abogada. 

Ante esta situación, el Cpas también está incidiendo en padres y docentes para que estén capacitados para denunciar ante las autoridades los abusos contra menores. Hasta el momento ya han sensibilizado a 3800 padres y 600 docentes. Hoy el programa ha atendido a más de 13 mil alumnos y en los próximos cuatro años, se espera llegar a los 20 mil escolares con los talleres y charlas. Sin embargo, esa cifra solo es el 10% de los más de 200 mil alumnos que estudian en los colegios públicos y privados de Arequipa. Aún, hay decenas de miles de menores desprotegidos. 

Sinfonía entre rejas

sábado, 4 de junio de 2016


- Orquesta Sinfónica de Arequipa dio un concierto al interiores del penal de mujeres de Socabaya 



Por una hora, las internas del penal de Socabaya se olvidaron de su encierro y se pusieron a bailar y cantar al ritmo de la Orquesta Sinfónica de Arequipa (OSA). Al mediodía de ayer, las 150 habitantes del Establecimiento Penitenciario de Mujeres se reunieron en el patio central para recibir a los músicos de la OSA, que por primera vez se iban a presentar al interior de una cárcel.

El concierto comenzó con “Historia de la música”, una recopilación de temas instrumentales de compositores occidentales. Mientras el conjunto de cuerdas, vientos y percusión repasaba en un par de minutos décadas y décadas de sinfonías, las internas iban levantándose de sus asientos para concentrarse en esos bellos sonidos que gatillaban emociones en su interior.

Aunque probablemente las internas no reconocían las melodías de la 9na Sinfonía de Beethoven o el Concierto para Violín N° 1 de Niccolo Paganini, la universalidad de la música las remitió a momentos de su pasado cuando vivían tranquilas, lejos de los barrotes y hacinamiento de esta prisión.

La mirada de paz en el rostro de Gaby Ramos, delegada de la cárcel de damas, cuando sonaban los acordes de The Entertainer, la banda sonora de la película El Golpe, es una muestra de la capacidad transformadora del arte. “Estábamos esperando ansiosas este concierto para salir de la monotonía – dirá luego Gaby –. El estrés del encierro es bastante grande y por eso es una bendición relajarse un rato escuchando música en vivo”.

Durante la obertura los músicos de la OSA también hicieron un guiño a la música popular e interpretaron versiones de “Oh, Pretty Woman”, el tema central de la película Mujer Bonita y “Another one bites the dust” de Queen.

Luego de una primera ronda de aplausos, la orquesta tocó un contrapunteo de la Quinta Sinfonía de Beethoven y el Mambo Nro. 5 de Pérez Pedro que hizo mover tímidamente las caderas de las internas. “Sí, sí, yo quiero mambo”, coreaban los músicos mientras algunas mujeres palmoteaban de pie.

SONIDOS PERUANOS
Después de unos minutos de escuchar tranquilas las versiones de Libertango de Piazzolla y el vals José Antonio de Chabuca Granda, las internas de Socabaya volvieron a saltar de sus asientos con un mix de canciones criollas, adaptado a la potencia sonora de una orquesta de 54 músicos.

En la primera fila, Ana Elvira – pelo amarrado en una cola, chaleco rosado y canilleras de lana para protegerse del frío – balbucea la letra de Regresa, como emulando el dolor de Lucha Reyes: “Peroooo regresaaa para llenar el vacío que dejaste al irte, regresaaa”. Desde su asiento, Ana Elvira imagina que ella es la cantante que falta en el escenario: “regresa aunque sea para despedirte, no dejes que muera…sin decirte adiós”.

Siguen las ovaciones y la presentación se acerca al final. Si con “Ritmo, color y sabor”, ese tema que inmortalizó con su vozarrón Eva Ayllón, un par de músicos de la OSA se atrevió a zapatear frente al público, con las versiones de los clásicos arequipeños Montonero y Carnaval de Arequipa las internas fueron las que improvisaron algunos pasos sabrosos. Después de un último tema sorpresa, los integrantes de la orquesta se despiden entre aplausos y vítores. Por unos minutos, las internas no se mueven de sus asientos, disfrutando todavía el trance de libertad que les acaban de regalar los músicos.