La achorada forma de hacer política de Luis Cáceres Velásquez *

lunes, 4 de marzo de 2013


-        -  Es el único alcalde de Arequipa que ha sido reelecto en los últimos 30 años, se hizo conocido por gobernar con mano dura. Sacó a los ambulantes del centro e ideó la plataforma comercial de Andrés Avelino Cáceres. A sus 82 años confiesa que robaba pero decentemente y que aún le tienta postular a algún cargo público. Un perfil del ex alcalde de Arequipa que, según sus críticos, instaló una forma prepotente de gobernar por encima de la ley.

“Yo tirano, yo ladrón” es la lectura recomendada de Luis Cáceres Velásquez a las nuevas generaciones de peruanos. Para el controvertido ex alcalde de Arequipa las memorias de Augusto B. Leguía, presidente tristemente recordado por endeudar al país y promover un régimen de corrupción durante los años que gobernó al Perú a inicios del siglo XX, son una lección de vida y trabajo.

“Leguía fue un gran presidente ya que arregló los problemas limítrofes del Perú con sus vecinos. No hubo tanta corrupción en su gobierno como la que existe ahora, esos son inventos de quienes por odio alimentaron el golpe de Estado que le dio Sánchez Cerro en 1930”, opina este juliaqueño que también pasa por agua tibia los delitos cometidos por Alberto Fujimori, a quien justifica diciendo que recibió el país quebrado y con terrorismo pero que aún así hizo obras de cemento para generar progreso.

En esta tarde nublada de diciembre, “Lucho” Cáceres nos abre la puerta de su casa ubicada en el distrito de Yanahuara, en donde pasa sus días de retiro (momentáneo) leyendo sobre historia universal y habla de su particular manera de hacer política con mano dura, según él, y a la mala, según sus detractores. El sociólogo y comunicador, José Luis Vargas Gutiérrez, indica que Cáceres encaja en el perfil del gobernante que roba pero trabaja. “Se configura como un político pragmático e inescrupuloso que no tiene bandera ni ideología y que se acomoda en función de los escenarios electorales y su conveniencia”.

Cáceres, luego de ser dos veces alcalde provincial de la ciudad y tentar fallidamente el sillón edil de Lima Metropolitana en 1992, fue elegido parlamentario por Arequipa en el 2000 por el Frepap. Sin embargo, fue uno de los congresistas tránsfugas que se pasaron a las filas del fujimorismo y que el día de la juramentación fue recibido con abucheos y una lluvia de monedas.

“Entré a la política para trabajar. Nunca he sido un hombre de partido político, mi partido es el trabajo. Me hubiese unido con el diablo con tal de hacer obras por el pueblo”, dice Cáceres ahora para justificarse. Y es que para Cáceres todo hombre tiene su precio. En su caso, el precio a pagar fue que Vladimiro Montesinos lo liberase de una sentencia judicial y que Fujimori le prometiera la construcción de la carretera Arequipa – Juliaca. “El único hombre honrado es el de arriba. Todos los demás que pisan la Tierra aceptan dinero mal habido en sus bolsillos”, dice este hombre que a sus 82 años no descarta postular de nuevo a la alcaldía y, si la suerte lo acompaña, la presidencia de la República.

OBRAS SON AMORES

Para el historiador Mario Arce Espinoza, autor del libro “Alcaldes de Arequipa Republicana”, el estilo de gobernar de Cáceres, durante 1987 y 1992, se caracterizó por ser el de un alcalde ejecutivo que prefería enfrentar los problemas violentamente, antes que planificar su resolución.

“Sacó con palo a los comerciantes ambulantes del Parque Duhamel y alrededores del Centro Histórico y los trasladó a la plataforma Avelino Cáceres. También alentó varias obras como el Terminal Terrestre, la remodelación del pasaje de la Catedral y otros espacios públicos que le dieron mucha popularidad”, recuerda.

Sin embargo, esta imagen de alcalde exitoso y trabajador, se fue desluciendo por las insinuaciones de corrupción durante su gestión.  Aunque no se llegó a probar judicialmente ninguna acusación, ahora, sentado en la sala de su casa Cáceres confiesa que el sí robaba, pero decentemente. “Mi padre  me dijo que cuando ocupara un cargo público, robara con dignidad. Eso quería decir que aceptara como regalo una o dos botellas de  whisky de un ingeniero que hacía una obra. ¿Para qué más? (…) Si el dinero mal habido se va y luego no se puede disfrutar”.

Actualmente, el patriarca del clan Cáceres, vive sin estrecheces económica, según dice, gracias al dinero que le dan mensualmente sus 6 hijos y al sueldo de 4500 soles que recibe por presidir la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez de Juliaca.

POLÍTICO ACHORADO

Según Vargas Gutiérrez, Cáceres se caracterizaba por una forma de gobernar prepotente y achorada que no consultaba a cuadros técnicos y pasaba por alto las leyes. Para el sociólogo este estilo desordenado y sin una visión clara de desarrollo fue cultivada por algunos alcaldes que le sucedieron como Roger Cáceres Pérez (su hijo), Yamel Romero Peralta (su yerno) y el actual burgomaestre Alfredo Zegarra Tejada, que el año pasado hizo obras inconsultas en el ex Patio Puno.

Quizás por esta razón, a Cáceres el Sistema Nacional de Inversión Pública (Snip) le parece una tontería. “La mayor parte de mis obras las hice con mi ingenio. Nunca fui a Lima a estirar la mano. El Terminal Terrestre se hizo con plata de inversionistas. En el Avelino pusieron plata los comerciantes. (…) Con esta herramienta de control se acumulan los proyectos y hay que ir a rogar y sobornar a los funcionarios para que los acepten”.

Luis Cáceres sabe que el pueblo es ingrato y olvida, por eso ya ha escrito sus memorias que abordan toda su vida política desde su juventud hasta el 2000. A ese volumen de 380 páginas que se publicará en los próximos meses le ha puesto de título “La vida de un hombre común y corriente”. “Y es que cuando uno tiene poder las mujeres se te acercan con el calzón en la mano y los hombres con la escobita. Pero cuando uno está abajo a uno ni lo saludan en la calle”, cuenta soltando una risotada.

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¿La razón de su éxito?: hablan los analistas

Luis Cáceres Velásquez ha sido el único alcalde provincial de Arequipa que ha sido reelegido desde que se restauraron las elecciones municipales en 1980. Según el historiador Mario Arce Espinoza la razón de su popularidad se debe a que venía de una gestión muy exitosa en el municipio de Juliaca, en donde impulsó la construcción de carreteras y mercados. Cabe mencionar que en 1981 el presidente Fernando Belaunde Terry le dio a Cáceres la “Lampa de Oro” por ser el mejor alcalde del Perú por su gestión en ese municipio puneño.

“Se vendió como un hombre emprendedor que prefería los hechos y no las palabras y ganó la aceptación de los arequipeños. Pero su figura ahora no goza de mucha aceptación por apoyar a una dictadura (la de Fujimori)”, aclara Arce.

Por su parte, el sociólogo José Luis Vargas explica que Cáceres atraía a los electores porque expresaba un cambio con respecto a la política tradicional de partidos políticos. “Por comodidad funcional preferían a alguien que generara algún cambio en la ciudad, por más que fuera al caballazo”.

En la últimas elecciones municipales del 2010, Cáceres se encontraba entre los favoritos para ocupar el puesto de alcalde provincial de Arequipa, pero un fallo del Jurado Nacional de Elecciones lo sacó de carrera. En 2011 también tentó sin éxito un curul en el congreso por el partido Cambio Radical.

Luis Cáceres Velásquez  nació en Juliaca en 1930. Es hijo de un arequipeño y una juliaqueña. Solo tiene secundaria completa y perteneció al Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos) (Frenatraca). Tiene 6 hijos, 22 nietos y 11 bisnietos. Tiene 62 años de casado con su esposa. 

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*Una versión de este texto fue publicada el sábado 5 de enero del 2013 en la edición regional de El Comercio Arequipa.

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