Ocho empresas trabajan con la mano de obra del penal de Socabaya

martes, 12 de julio de 2016

- ¿Se puede ser productivo entre barrotes? En la cárcel de varones de Arequipa 858 internos elaboran textiles y productos en metal y madera.




La empresa FAM ha encontrado dentro del penal de varones de Socabaya la mano de obra que necesitaba para elaborar los accesorios metálicos que comercializa a clientes del centro y sur del Perú.  Hace 15 meses, Ceferino Baca, gerente de esta fábrica que tiene su sede en la calle 2 de Mayo, decidió instalar en la cárcel un taller de corte, troque, esmerilado y soldadura en el que pudieran trabajar los internos.

“Un día vine a visitar a un amigo a la prisión y le comenté que en el mercado arequipeño la mano de obra de los operarios había encarecido mucho. Mi amigo me comentó que dentro de Socabaya había gente capacitada que estaba gustosa de trabajar. Entonces, decidí apostar por ellos”, cuenta. 

Su apuesta fue rentable, ya que según el empresario, con los trabajadores del penal FAM ha ahorrado alrededor de 40% en el gasto de mano de obra. Hoy Baca emplea a 11 internos quienes reciben al mes 500 soles por una jornada diaria de seis horas. Además de ser una fuente de ingresos para los reclusos, en los talleres de FAM reciben capacitaciones en seguridad laboral y manejo de maquinaria pesada. Incluso, un interno, luego de cumplir su condena, desde este año está trabajando con Baca en su sede central.   


Así como FAM, actualmente ocho empresas locales han firmado un convenio con el Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) para trabajar con los talleres de carpintería en madera y metal, panadería, textiles, zapatería, manualidades y electrónica que funcionan al interior del penal de varones de Arequipa. Por ejemplo, en el área textil se producen alrededor de 400 prendas al mes. Hace tres meses, los 36 internos que laboran en ese sector despacharon un pedido del Grupo Inca de 1.500 kits de ropa de invierno. 

La jefa de la oficina regional sur Arequipa del Inpe, Eufemia Rodríguez considera que estos pedidos constantes del exterior contribuyen a la resocialización de los reclusos ya que a partir de su labor en los talleres, acceden a ingresos fijos para mantener a sus familias.  Sin embargo, aún el mercado es muy pequeño para que todos los internos puedan beneficiarse con la venta de sus productos. De los 2.036 internos, 858 (40%) participan en los talleres productivos.

“Tenemos un bazar en la sede de Siglo XX en donde canalizamos las ventas y pedidos, pero aún no es suficiente. Otros internos venden sus creaciones a través de sus familiares y amigos, pero lo ideal sería que más empresas trabajen con nosotros para contribuir así a la reinserción social y económica de los reclusos”, explica Rodríguez. 


OTRA OPORTUNIDAD
La educación es la otra estrategia para resocializar a los internos del penal de varones. En Socabaya funciona un  Centro de Educación Técnico Productiva (Cetpro) y un Centro de Educación Básica Alternativa (Ceba), en donde participa el 20% de la población carcelaria. 

Wilber Calla, director del Ceba del penal, indica que actualmente tienen a 118 internos, con edades que van de los 18 a 70 años, que siguen estudios de primaria y secundaria. “Muchos recién dentro del penal tienen una oportunidad para aprender a leer y escribir. Hay otros internos que habían dejado de lado sus estudios hace décadas y durante su condena obtuvieron un certificado de estudios”, señala. Luego de estas capacitaciones, estos internos pueden insertarse en los talleres productivos, o emprender su propio negocio. Hoy alrededor de 40 internos tienen RUC con el que gestionan pedidos del exterior.
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Internos duermen en pasillos y baños


El hacinamiento es una de las principales barreras para resocializar a los internos del penal de varones de Arequipa. Actualmente, este centro penitenciario se encuentra a más del triple de su capacidad. Fue construido para albergar a 630 internos, pero hoy lo habitan 2.036 personas. Por ejemplo, en pabellones los internos deben dormir en los pasillos y baños.

En un recorrido junto a autoridades del Inpe, se corroboró que en pabellón A-1 había más de 130 internos, pese a que solo había 26 camas de tres piso. Durante el día, se amontonan los colchones en medio del salón.

En el pabellón C-1 (de mediana seguridad), se encontraron decenas de colchones al interior de los servicios higiénicos.  La jefa de la oficina regional del Inpe, Eufemia Rodríguez, indica    que debido a la implementación de Ley de Flagrancia sus instalaciones están siendo desbordadas. "En promedio al mes recibíamos 50 nuevos internos, pero ahora esa cifra aumentó a 15 personas más ya que los procesos se resuelven con mayor rapidez. Calculamos que desde noviembre pasado hemos recibido a 100 internos por flagrancia", señala.

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