- - Pablo Dueñas Jaquima debe trabajar de conserje y
cortar el césped en las casas de conocidos para financiar sus gastos en el
campeonato mundial de atletismo máster que se realizará en Francia en 2015.
(Foto: Julio Angulo/El Comercio)
El campeón
sudamericano de atletismo en la categoría máster debe cortar el césped de otras
personas para seguir compitiendo en torneos internacionales. Desde hace dos
meses, el atleta Pablo Dueñas Jaquima, de 38 años, se “cachuelea” para costear su viaje al Campeonato Mundial de Atletismo Máster que se
realizará en Lyon (Francia) en 2015.
Necesita al menos
US$ 6.000 para cubrir pasajes,
alojamiento, alimentación y costos de inscripción en este torneo organizado por
la World Masters Athletics. Pablo, aunque no reciba ningún apoyo económico del
estado, representará al Perú en las competiciones de cross country (8 km) y
media maratón (21 km).
Por este motivo, luego
de cumplir su turno de ocho horas como conserje en el gimnasio del club Internacional
(su trabajo regular), Pablo suele dirigirse a las casas de algunos conocidos
para hacer labores de jardinería. Gana entre 30 y 50 soles por el trabajo en
cada vivienda.
Hasta hace unos
meses, Pablo también hacía taxi para ahorrar dinero, pero tuvo que vender su
vehículo para financiar su viaje al mundial de atletismo máster que se realizó
en Porto Alegre (Brasil) en octubre pasado. Obtuvo el quinto lugar en la competencia de
cross country y consiguió un cupo para Francia en 2015.
“Tuve que hacer
parrilladas y pedir la colaboración de mis amigos. Con esas actividades solo
cubrí una parte de los gastos así que puse plata de mis ahorros para viajar.
Fui a Brasil sin entrenador y sin saber
el idioma. Cuando vi el nivel de los deportistas de mi categoría (35 -40) pensé
que no pasaba de los 50 primeros puestos, pero al final obtuve un buen
resultado”, cuenta Pablo.
RUTINA DE TRABAJO
Todos estos trabajos
extra le quitan horas a las rutinas de entrenamiento que debería cumplir Pablo Dueñas para mantenerse en forma. Debe
organizar bien su tiempo para prepararse físicamente y cumplir con sus
múltiples empleos con los que, además, mantiene a su esposa y sus tres menores
hijos. Pablo se levanta temprano para comenzar a entrenar desde las 4 a.m. por
los alrededores de su barrio ubicado en el cono norte de Arequipa.
Mientras corre por
los caminos de tierra de los nuevos asentamientos humanos de la ciudad se topa con borrachines y delincuentes.
“Felizmente no me asaltan porque ya me conocen y saben que ando sin plata”,
dice sonriendo el atleta.
Otros días, Pablo
trota 17 km. desde el distrito de Yura (en donde vive con su familia) hasta el
local del club en donde trabaja. Luego de ese trayecto que le demora 55
minutos, comienza su turno en el gimnasio a las 6 a.m. Limpia pisos, baños y da mantenimiento a las
máquinas hasta las 2 p.m. A partir de esa hora, si es que no tiene ningún
“trabajito” programado, retoma su entrenamiento. Corre en la pista de atletismo del club o a
veces se moviliza por la pista hacia el valle de Chilina. A las 7 p.m. ya está
de vuelta en casa. Luego de ayudar a sus hijas con sus tareas y apoyar en la
cocina a su esposa, se va a dormir para comenzar de nuevo su rutina.
SUEÑOS DE CAMPEÓN
Pablo nació en el
anexo de Colca en el distrito de Cotabamba, Apurímac. Comenzó a correr desde
los 8 años para no llegar tarde a clases
ya que su colegio se ubicaba a cinco
horas de viaje a pie. En la zona no existía transporte motorizado así que el
pequeño Pablo debía apurarse por que cada vez que algún alumno no cumplía con
el horario de ingreso era golpeado con un alambre en la mano.
Si de niño Pablo
corría rápido para no llegar tarde, ahora él quiere ser el más veloz para
convertirse en un atleta ganador. Su meta para el 2015 es salir campeón en el
mundial de Francia.
“ Sé que esta será mi
última oportunidad ya que para el siguiente campeonato mis hijos estarán más
grandes y tendré que priorizar otros
gastos. Cuando hablo del mundial siento
un sin sabor porque, a pesar de que es mi sueño, mi participación no está
asegurada por la falta de dinero”, dice Pablo, antes de que su emotiva
confesión sea interrumpida por la llamada de un cliente que quiere que corte su
césped en la tarde.
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**Una versión de esta crónica fue publicada en el diario El Comercio el 28 de diciembre de 2013.
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