Serie Crónicas

domingo, 21 de marzo de 2010

- ¿De lo importante que es contar historias para el periodismo en nuestros días?

Este semestre de clases veraniegas en la universidad (nada como una huelga de docentes para joderte el verano) estoy llevando el curso de Redacción Periodística, enfocado más que nada al aprendizaje de algunas técnicas de la crónica. Lo que ha motivado algunos cambios en mi manera de entender el periodismo.

Esta no es una clase teórica, pero para que nos entendamos un poquito, para decirlo así bien sintetizado, la crónica es un género (no exclusivamente) periodístico en el que se narran – dándoles énfasis al cómo pasó- el desarrollo de los hechos de una noticia (entendida como suceso de interés público). Acción, sucesión de hechos, ambientes, testimonios, personajes, diálogos, son algunos elementos que aparecen en estos textos. Ejemplo cotidiano (y ordinario): una crónica policial.

Por su intención (contar el cómo sucedió un hecho) comunicativa, la crónica se asemeja mucho a un relato o cuento corto (claro que sin los componente ficticios, aquí no se miente señores. La realidad es nuestro semáforo). Por eso una buena crónica (una buena historia, en general) necesita de un personaje que protagonice, sienta, se emocione y sufra cada acción que se le muestre al lector. También requiere de la recreación de escenas (acciones, ambientes, conversaciones) para que el lector pueda imaginarse lo que pasó, como si estuviera viendo una película, lo que se le va narrando. Además, el manejo de tiempos es importantísimo, ya sea que se cuente la historia de manera secuencial (en orden) o en desorden. Descripciones minuciosas y detalles sobre lo que sucedió también son vitales. Entonces, además de lo que se cuenta, es muy importante, en una crónica, la forma en que se cuenta lo sucedido.

En fin, a partir de estos conocimientos he llegado a comprender que quizás, lo que me gustaría hacer en un futuro es eso: contar historias. Ahora que la comunicación por Internet, gracias a su inmediatez e interactividad, le ha sacado mucha ventaja a los medios tradicionales de comunicación (radio, TV, prensa, escrita) el papel de los comunicadores ha cambiado (y sino lo ha hecho, debe cambiar). El público entonces ya no depende de los periodistas para conseguir información, ya que estos datos (qué pasó, quién lo hizo, cuando lloverá, a cuántos grados estaremos mañana) están al alcance de su manos con sólo meter unas cuantas palabras en Google.

¿Entonces qué podemos ofrecerles? Algo que la máquina no puede hacer: manejo e interpretación de esa información. Analizar, jerarquizar, organizar, contextualizar, comparar datos, observar detalles, buscar antecedentes, comprobar, buscar fuentes, opiniones diversas, etc. ¿Y que mejor forma de presentar y comunicar todo esto que con una buena historia? ¿No creen?

“A la gente, en su condición de aburrida, le encanta que le cuenten historias. Hay ciertas sociedades y épocas en que lo real es más aburrido que la ficción, y en donde escribir crónicas acaba siendo un asunto funerario. Pero en general es al revés: suceden en el mundo tantos hechos extraordinarios que es un desafío escribir una novela que renuncie a los acontecimientos de la realidad”, cuenta Julio Villanueva Chang, el director fundador de Etiqueta Negra en una manual editado hace un par de años.

Y bajo esta premisa, trataré de hacer de este espacio un lugar en el que pueda compartir con ustedes esas historias que puedan ser de interés público. “Salgan de las redacciones y vayan a las calles a atrapar las historias de los Fujimori, los Menem, los Collor de Mello”, aconsejó Gabriel García Márquez hace unos años a los periodistas. Humildemente, trataré de poner cosas que suceden a nuestro alrededor en la cotidianeidad que se muestran si nos paramos un rato a observar. Lo que pide García Márquez (eso de denunciar a los Fujimoris…XD) es un poco más yuca para mí en estos momentos tomando en cuenta mi poca experiencia, recursos y tiempo. Aun quién sabe, quizás algún día.

Las historias están ahí afuera, solamente hay que contarlas. Comencemos.

0 comentarios: