Tras las huellas del poder

sábado, 27 de marzo de 2010

- Ricardo Uceda, director ejecutivo del IPYS, en el Foro Macrorregional "La Prensa y la Regiones" realizado la semana pasada por el Semanario El Búho, expuso sobre "Los Nuevos Retos del Acceso a la Información Pública en el Perú", una ley vigente desde el año 2003, que sirve de herramienta útil para fiscalizar a nuestras autoridades ¿Por qué no nos damos el afán de usarla para nuestras investigaciones ?


Al ingresar al auditorio William Morris de la Universidad Católica Santa María, como un fantasma, en medio del escenario, sentado en una mesa, se encuentra Ricardo Uceda, presidente ejecutivo del IPYS (Instituto de Prensa y Sociedad) y trajinado periodista de investigación. En estos momentos está revisando en su laptop las diapositivas de su presentación sobre “Los nuevos retos del Acceso a la información pública” que comenzará en unos minutos. Son las 8 y 56 de la mañana y el público que escuchará esta charla aún no llega. A pesar de eso, Uceda no se moverá de su sitio para nada.
Aprovechando que la espera tiene para rato aún, me acerco a Ricardo Uceda para entrevistarle, pero no se puede. “El problema es que estoy acabando de armar mi exposición”, me dice. Insisto una última vez, pero, mientras mira a la pantalla de su computadora me responde: “Mira son las 9. Acabo y después podemos conversar”. No hay problema. Va a hablarnos de un tema muy importante, así que debe prepararse.

Cosa pública
Desde enero del 2003 está en vigencia la Ley 27806 de Transparencia y Acceso a la Información. Que para sintetizar: permite a cualquier ciudadano conocer toda la información de una entidad pública. Además, lo chévere, es que no tienes que decir para que quieres esa info. Claro, hay excepciones como los planes militares y demás secretos de seguridad nacional. Pero en general, gracias a esta ley tenemos una herramienta muy útil para fiscalizar a las autoridades.

Y sobre esta ley se extenderá largo y tediosamente, durante la próxima hora, Ricardo Uceda. Sucede que por más útil que sea este mecanismo de acceso, muy pocos lo conocen y menos, saben usarlo. “La costumbre de pedir es algo que tiene que calar en nosotros, pero no es tan fácil”, reflexiona Uceda. Ni siquiera los periodistas de investigación están acostumbrados a hacerlo. Así que para que el ciudadano común y corriente empiece a hacerlo, hay un gran trecho por recorrer todavía.

Quizás también, por esta razón, es que Uceda pertenece a una institución como el IPYS: para pedir información de interés público. Como a veces este proceso de petición para un ciudadano puede ser muy tedioso, los chicos del IPYS sirven de apoyo.”Nosotros acá en el Perú hacemos una solicitud de información, la presentamos. Si nos dicen que no, hay que regresar. Y la ley establece unos mecanismos para quejarse e insistir. Entonces, en el camino, un ciudadano se agota, un ciudadano no lo va a hacer”, advierte.

Cementerios secretos del poder
Es cierto que, aunque no tuviera esa pinta de nerd, con los lentes gruesos, la boca medio abierta y la calvicie que empieza a revelar una amplia frente, sus ojos que casi no se separan de la pantalla y las manos siempre sobre el teclado, su exposición sería igual de aburrida. Y no es que el tema no sea interesante, o que él no sea capaz de llegar a la audiencia. Pasa que un tema como este, por todos lo elementos que deben tomarse en cuenta, tiene que ser así: aburrido. No queda de otra. Bueno, aunque lo mucho que se demora para poder explicar un punto, quizás si contribuya a que esté cabeceando un rato en la silla. Pero así son las cosas, toman su tiempo. Y es que pedir información pública es un trabajazo, que requiere varios pasos y requisitos que muy pocos estamos dispuestos a seguir. Sin embargo, es su propio trabajo el que le ha demostrado a Uceda que tener a la mano información precisa sobre el gobierno (y demás grupos de poder), es de mucha utilidad.

Uceda es un periodista con varios galones sobre los hombros. A diferencia de los otros ponentes del IPYS que participarán en este foro macrorregional sobre prensa, como Augusto Álvarez Rodrich o Mirko Lauer que viven pendientes de los hechos del día a día para poder comentarlos inteligentemente desde su columnas, Ricardo Uceda pertenece al grupo de los periodistas de investigación. Esos que se sumergen en trabajos de largos aliento, que hasta pueden durar años, tras la búsqueda de documentos perdidos, hechos ocultos y triquiñuelas del poder.


Desde la trinchera de la desparecida revista Sí, Uceda denunció los cuerpos enterrados de los estudiantes del caso “La Cantuta” en 1993. En el 2000, mientras era jefe de la unidad de investigación del diario El Comercio, reveló la falsificación del millón de firmas en el fraudulento proceso electoral en el que Fujimori quería postular por tercera vez a la presidencia. Se demoró 7 años en escribir “Muerte en el Pentagonito”, una sustentada investigación, escrita en un lenguaje narrativo, acerca de los crímenes cometidos por el ejército peruano entre 1982 y 1993.

Además, el año pasado fue la piedra en el zapato del gobierno al dar a conocer en la revista Poder, la existencia de un “Escuadrón de la Muerte” en Trujillo para combatir al crimen en la ciudad. Así que este chiclayano que nació en 1953, sabe lo que es estar en contacto con las zonas más podridas del poder. Y sabe también que la información, en las manos indicadas, son la mejor arma para denunciar la corrupción.

Ahora sí: Ricardo Uceda ya terminó de responder las preguntas del público y se retira del auditorio. Se supone que debería ir a entrevistarle como quedamos. Pero no lo hago. “La costumbre de pedir no esta tan calada en nosotros”, dijo hace unos minutos en su ponencia. Y la verdad, siento que tendría que hacer mucho “trámite” para conversar con él ahora: guardar mis cosas, preparar mis preguntas, pararme de mi asiento (sobre el que estoy a punto de quedarme dormido). Muchas cosas. Mejor que lo haga otro. +


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