Un libertario en los tiempos de Alan

jueves, 25 de marzo de 2010

- Augusto Álvarez Rodrich vino a nuestra ciudad la semana pasada, para dar una charla acerca de la libertad de prensa en nuestro paísen el foro "La Prensa y la Regiones" ¿Qué tan difícil es mantenerse independiente cuando nuestro Presidente es adicto a que los medios hablen bien de él?


Mientras Augusto Álvarez Rodrich se encontraba en el avión camino hacia Arequipa se preguntó: “¿Cuántas veces habré dado una conferencia sobre este tema?”. El economista convertido en periodista, ex director del diario Perú21, ex locutor de RPP y ahora con programa en Radio Capital, se dirigía rumbo a nuestra ciudad para participar de un foro sobre prensa regional organizado por el semanario El Búho, cuando se cuestionó esto. Una vez que sus pies estén en suelo mistiano, más específicamente, en el auditorio William Morris de la Universidad Católica Santa María, Augusto tendrá que hablar, de nuevo, cómo tantas veces ya lo ha hecho en el pasado, sobre “La libertad de prensa en el Perú”. Aunque esto no es algo que le disgusta:
-Hay temas que se van a repetir siempre- dice al comenzar su ponencia. La libertad de expresión es uno de ellos.

Y no es que la libertad de expresión esté en peligro como se suele decir para dramatizar, como muchacha plantada por su pareja en el día de su baile de promoción. Nada que ver. Según él, actualmente en el Perú los medios pueden decir (y van a decir) lo que quieren. Nadie los va a amenazar o cerrar. No exageremos pues. El problema es “para el periodismo independiente. Es decir, un periodismo que marca distancias con respecto al poder político, económico”, aclara Álvarez Rodrich. Este a veces jode, más que nada a gobernantes como el Presidente actual.

Haciendo frente al mal
En el 2006, justo antes de la segunda vuelta presidencial que enfrentaría al candidato “antisistema” Ollanta Humala y al actual presidente Alan García; Augusto estaba reunido junto a algunos de los miembros del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), al cuál él pertenece y del que ahora es Presidente del Comité de Libertad de Prensa. Discutían sobre el peligro que correría la libertad de expresión si Humala ganaba. Augusto discrepaba con sus compañeros:
- A lo mucho, si Humala gana, va a querer cerrar un canal, pero nadie le va a hacer caso. ¡Alan es el verdadero peligro!: él se reunirá con los dueños de los canales, con los empresarios y hará alianzas para que no le perjudiquen – dijo en esa época.

Hoy, 4 años después de las elecciones, y frente a un auditorio de más de 250 personas, entre estudiantes universitarios y periodistas de todo el sur del país, se ratifica en lo mismo: García es peligroso. Y no le queda a Augusto más que decirle, convencido, a este cautivo público, que no para de tomar fotitos desde sus asientos, grabar y anotar cuidadosamente cada idea que lanza – claro y directo, siempre, como el nombre de su columna en La República-: “La libertad de expresión y el periodismo independiente son un valor supremo, importantísimo para una sociedad libre y democrática”. Por eso se trata de limitar. Porque es una posibilidad para darle poder a los sin voz, al ciudadano de a pie. Sí, una posibilidad para que “el bien se pueda imponer al mal”, dirá. Aunque, esto último, más parezca consigna de superhéroe de cómic que otra cosa

Enamorados del poder
De los años que Álvarez Rodrich dirigía Perú 21, ese tabloide del Grupo El Comercio creado en el 2002, con el que alguna vez aspiró- como lo hizo Kate Graham con el Washington Post- que sea el primer diario en ser leído por el presidente de la República, cualquiera que sea, en las mañanas; recuerda muchas cosas. Recuerda especialmente que recibía llamadas de algunos políticos que le decían: “Si subimos los sueldos en el sector público, en tu diario, ¿van a estar a favor o en contra?”. Y eso, para un político, es confundir las cosas sobre su deber con la sociedad.

“He visto a parlamentarios y ministros que se pasan el días trabajando para lo que va salir en el periódico mañana”, dice decepcionado. Y este tema, el de los políticos (y el presidente sobre todo) adictos a los medios, es uno de los dos problemas que atañen a la prensa en nuestros días. ¿El otro?:
-Es que los medios de comunicación, casas editoriales y periodistas se han dejado persuadir, enamorar, seducir y, hasta, violar, creo en algunos casos, por la predica del gobierno- explica, bien claro, provocando las risas de todo el auditorio. No tanto por lo picante de las palabras, sino por lo ciertas.

Sucede que la visión que tiene Augusto sobre el presidente García es algo así como un hombre diciendo: Yo encarno el progreso, yo soy la garantía de este progreso, porque yo estoy gobernando ahora y lo hago bien. Yo le saqué la chochoca a Ollanta Humala cuando iba a ganar. Y no se la sacó Lourdes Flores que era la candidata de los empresarios. ¡Se la saqué yo!. Yo salvé al Perú. Yo he hecho que las cosas vayan bien. Yo he hecho que las empresas ganen un montón de plata. Y yo me voy a encargar de que el que sea malo no vaya a ganar en el año 2011 la presidencia. Y yo volveré en el año 2016 y haré que este sea el paraíso terrenal. Algo así

Y la verdad, parece que este discursito, que si se lee de corrido puede sonar ridículo, ha convencido a varios periodistas y dueños de medios de que cualquier crítica a García es, dice Álvarez Rodrich, desestabilizar el progreso y la gobernabilidad de esta Nación. Y por eso, por desestabilizar la gobernabilidad, es que al directorio del Grupo El Comercio no le gustó que Augusto sacara lo de los “Petroaudios” en Perú21. Por eso, es que le pidieron amablemente que se retirara. Y tenían todo el derecho de despedirle. Esas eran las reglas de juego que se pusieron desde el comienzo, cuenta. A veces, para un medio que no es tan independiente del poder como dice ser, es más fácil (y conveniente) tirarse abajo a un director de periódico que a un Presidente de la República.

Lo que la gente quiere
Augusto Álvarez Rodrich, @alvarezrodrich en el Twitter, esa red social de micromensajes a la que se ha metido hace sólo 6 semanas, nació en 1958. Es economista de profesión con título en la Universidad del Pacífico. Además tiene unos diplomas en Standford y Harvard que exhibe en cuadros en su estudio, allá en su casa en Lima. Cuando trabajaba en el Grupo Apoyo, allá por los 80’s fue editor de Perú Económico, Semana Económica y Debate, que como dice: “Eran revistas más fichas, más empresariales”. Perú21 fue su primera experiencia en el exigente mundo de la prensa diaria.

Hace unos minutos ha terminado su conferencia. Fue claro, directo y –sobretodo-entretenido. Ahora se dispone a responder las preguntas del público. Se ha quitado su saco azul y ha quedado solo con su blanca camisa. Con el cuello abierto y sin corbata. Fresco, pero serio, como en la foto del periódico. La gente está pendiente de sus respuestas. Son entretenidas y no se hace bolas. Habla de cómo no se debe mover nunca las historietas, la receta y el crucigrama en un periódico: la gente disfruta mucho estas secciones de entretenimiento, más que las de política o economía. O de porque, a pesar de lo que piensa la mayoría El Trome y El Popular son buenos diarios. Más de una carcajada ha sacado esta noche. Y eso es importante en este oficio. “El peor pecado que puede tener el periodismo es cuando se vuelve solemne, aburrido, nada interesante”, dirá al final. Y es que el lector también merece vacilarse un rato.

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*Post relacionado: Lo que dejó el Foro de prensa regional de El Búho

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